Un sábado, 8:30 PM en Bogotá, la dueña de un BMW que compró hace 2 años está corriendo porque tiene una fiesta con unos amigos. Al bajar al garaje de su edificio, se da cuenta que su carro está pinchado y no lo puede mover. Por intuición, lo primero que hace es abrir el baúl y revisar la llanta de repuesto para poder llamar a alguien que le ayude a cambiarla. Enorme sorpresa la que se lleva cuando ve que su carro no tiene una llanta de repuesto.
