¿Pinchada? Cómo cambiar una llanta y no morir en el intento.

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Si eres de esas mujeres a las que nada les queda grande, y que piensan que es ridículo que eso de cambiar una llanta sólo es cosa de hombres, pues estas recomendaciones son para ti.

En tu baúl no debe faltar guantes y un overol.

Un overol de dril y unos guantes de jardinería son perfectos para que tu outfit y tus uñas no se ensucien cuando tengas que arrodillarte frente al neumático y casi que abrazarlo para sacarlo.

Además porque puede pasar que estés en medio de la nada, tus manos se llenen de tierra, no tengas dónde lavarlas, y con ellas tendrás que coger el volante y la palanca de cambios para retomar tu camino…

En caso de no tener a mano un overol, los guantes y uno de los tapetes de tu carro te ayudarán para que no te ensucies.

Recuerda usar un chaleco reflectivo y prender las luces de emergencia si vas a realizar esta tarea de noche. Aunque el chaleco reflectivo no es obligatorio tenerlo en el carro, puede ayudar a que otros conductores nos vean en medio de la oscuridad.

Conoce el gato hidráulico de tu carro y el soporte donde se debe poner.

No todos los gatos son iguales y no se ubican en cualquier parte para levantar el carro. Es primordial que, un fin de semana de ocio, ojees el manual de tu carro y conozcas el gato que la marca te proporciona para conocer los puntos exactos donde puedes elevar tu carro; busca en el manual de uso por el índice «cambiar llanta» y allí por medio de dibujos te ilustrará la forma en la que debes usarlo.

Esto es importante saberlo porque puede pasar que lo pongas donde quieras y de la forma que te parezca, pero este puede torcerse a medida que vaya subiendo. Recuerda que debe quedar firme para evitar que el carro se te caiga a mitad de la despinchada.

También debes ser consciente de si tienes un perno de seguridad, debes tener claro dónde dejaste la copa especial para aflojarlo. Generalmente se carga en la caja junto al kit de carretera.

Si vas pinchada, estaciónate lo más rápido posible.

Si estás cerca a un montallantas, magnífico, no tendrás mayor problema. De lo contrario, evita andar con la llanta pinchada por mucho tiempo: puedes deformar el rin y no sólo deberás pagar la despinchada sino la rectificación del mismo. ¿Qué pasa si no lo rectificas? Pues la llanta tendrá mayor desgaste y próximamente tendrás que invertir en una nueva.

Pon la señalización.

No dudes en poner las estacionarias y ubicar los triángulos señalizadores. Si es en un sólo sentido, tienes que ubicar conos o triángulos como señal de advertencia a 30 metros en la parte de atrás.

Si la vía es de doble sentido de circulación, ubica dos dispositivos, uno a 30 metros adelante y otro a 30 metros atrás del vehículo.

Paga la mínima a un conductor de taxi.

Si la paciencia y la disposición de intentar al menos aflojar un perno no florece en ti, pues siempre un conductor de taxi estará dispuesto a despincharte. Sólo debes pedir el favor y negociar con él por la tarifa mínima, para que haga el cambio del neumático.

No olvides lo básico.

1. Que el vehículo esté en una superficie plana. Que esté apagado, con freno de mano, la dirección recta y en neutro. Si tienes topes, ponlos debajo de las tres llantas restantes.

2. Afloja los pernos pero no los saques del todo. Es la parte donde debes hacer fuerza. Recuerda que debes tener un punto de apoyo para girar sin problema la cruceta, y tener cuidado de no salir lastimada si te ayudas parándote encima de ella.

3. Levanta el carro con el gato. Calcula la altura, con cuatro dedos debajo de la llanta. Un tip que puede funcionar, es poner el otro neumático debajo por si algo sale mal con el gato.

4. Con la fuerza de tus brazos, ahora termina de aflojar los pernos hasta que salgan. Saca el neumático alzándolo un poquito hacia arriba. Evita tirar éste y el repuesto bruscamente al piso, y por favor no te sientes en él.

5. Toma el repuesto, fíjate en la ubicación de los cuatro huecos y pon el repuesto. Después ponle los pernos y con la cruceta asegúralos pero no del todo.

Para finalizar.

Ya cuando bajes el gato por completo, podrás ajustar (o requintar, en el argot mecánico) los pernos del todo. Usa la misma cantidad de fuerza que al soltarlos, para no dañarlos con exceso de torque.

Si tu carro usa una «rosquilla» o llanta de repuesto temporal, recuerda no exceder los 80 km/h y llevar la llanta pinchada a un montallantas lo más pronto posible.

Si el daño es irreparable e ir a un almacén no está dentro de tus planes, puedes pedirla por internet para que te llegue a tu casa. Plataforma como Neumarket.com se destaca como la opción más confiable.

Nada como aprender cosas nuevas, arriesgarse a hacer este tipo de «arreglos mecánicos» y una vez más tener presente qué hacer en una situación como pincharse a mitad del camino.

Redacción: Liza Maria Rojas – www.mujeresyautos.com

 

 

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